VIVE LEJOS ( Segunda parte y final )
Estiré las piernas dentro del saco de dormir y bostezando dí gracias a Dios por darme otro día en esta dimensión y en esta tierra….
El guía, Don Alejo, dormía sobre una cobija a cuadros y por almohada tenía un tronco de zalate… su sombrero descansaba a un lado….Me reí un poco al ver que había dormido con las botas puestas… churidas por los años….las cuida como su mayor tesoro….
El Pancho atizaba la lumbre con un leño apagado y las chispas al cielo remontaban su vuelo efímero…
Pendejamente sentí nostalgia, me recordó mi infancia por un momento, cuando siendo un niño quemaba papeles en la lumbre para ver su negro vuelo al quemarse…
El Pancho me hizo una seña mientras me daba una taza de café humeante y con la otra mano me pidió en silencio lo siguiera..
Así lo hice para no despertar al guía… a unos veinte metros me enseñó el paisaje…un cañón divide la sierra, profundo inmenso, impotente, paredes de piedras rojizas y en su nichos parvadas de buitres al sol sus alas secan…
Me acerqué un poco más y abajo a centenares de metros un hilillo de sangre cristalina corre… arroyo pequeño desde las alturas.. no soporto la atracción y en travesura infantil me quitó el sombrero de colección australiana que en mi cabeza porto…
Lo arrojo al cañón y se va meciendo en raros ejercicios…. veo infructuoso su esfuerzo por detenerse, no lo consigue y durante muchos segundos su vaivén sigue hasta que mi vista lo pierde en el horizonte de los vientos norte…
Nos damos la vuelta y en la lumbre ya un sartén machaca y huevos en su interior calienta, Don Alejo le avienta una tortillas de harina en su interior… en su vientre…
Vive Lejos, el rancho al cual nos dirigimos aún en la lejanía se pierde, lo sé por el humo que a kilómetros se alza… nosotros lentamente desayunamos…
Quién quiere llegar al cielo cuando en esta tierra se vive rodeado de tantas cosas bonitas.. lleno de tantas bendiciones, bendiciones y alabanzas.
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