LA TRUZA OLVIDADA
Si la ropa interior hablara…
Llegamos al hotel que previamente el solicito, diligente, serio y oportuno maestro Echeverria nos había reservado en la bella Cenicienta al norte de la península y que entre olas y rocas su sueños duerme….
Decidimos tomar la suite principal, grandes ventanales de diez centímetros por cuarenta dan al mar y cuando estos se abren los Cruceros casi puedes tocar….e incluso las barbas puedes de cerca ver de algún marinero y con suerte, del Capitán….
Nos dividimos, en la parte principal, mi esposa y yo….
En la contraparte el resto de la corte…
Mi Cuñada, dueña de medio Loreto, su hija que algún día será alcaldesa de ese puerto y otras dos parientes, una casi Delegada en San Isidro y la otra dueña de los albergues Sudcalifornianos… pura alcurnia pues…
La Bufadora nos recibió con su rugido ardiente y sus aguas cristalinas se llevaron nuestras malas vibras… un día….
Segundo día y la Ruta del vino la recorrimos entre borrachos de armonía y cánticos navideños….
Tercer día y la Cantina Hussong’s fue nuestro hogar, nuestra guarida… cerveza, cacahuates y cantares sierreños fueron salidas a nuestras angustias…
Y en las noches cansados llegamos a dormir al hotel de madera, recuerdos y almohadones entre amarillos y colores tenues…. Tres noches en que sus estrellas y sus lunas nos cobijaron en forma de cobijas y sábanas limpias…
Un solo ronquido cada noche…
Nada es eterno en la vida, menos la felicidad y el dinero dice la vida y al cuarto día emprendimos la retirada, la salida…a revisar el armario que no quede prenda alguna, el baño que limpio quede de jabones y esencias nuestras… sacudir la cama por si algún arete entre sus pliegues duerme o los cajones limpiar donde el medicamento tuvo sus días de asueto….
El destino manifiesto o la curiosidad de niñas hizo que revisaran el interior de las almohadas blancas y en una de ellas, enrolladita, marca Calvin Klein descansaba una truza roja…. No es mía menos de alguna de las damas, seguramente es de un inquilino anterior que ante la urgencia se la quitó o se la quitaron ( vaya usted a saber) y ahí decidió guardarla… con tal mala memoria, seguramente que no la encontró al buscarla…
Hoy seguramente en altamar hay un hombre que “ a rais” camina, anda, mientras el que esto escribe se la trajo puesta previamente lavada…. De las damas no se preocupe, ellas el aroma al mar y a calzón de marca con cariño recuerdan… y en risitas cuentan.
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