Gabriel Ruíz Galindo.
Gabriel Ruíz compositor y melodista mexicano, nació en Guadalajara el 18 de marzo de 1908, hijo de Rosalío Ruiz y Aurelia Galindo. Estudió la carrera de medicina, pero su verdadera vocación fue la música. Realizó estudios musicales en Guadalajara y en 1930 ingresó al Conservatorio Nacional de Música donde obtuvo la maestría como Concertista de Piano. Cuatro años después se presentó en el Teatro Abreu, con la Orquesta Sinfónica de México como violinista, bajo la dirección de Carlos Chávez.
Posteriormente se enfocó más a la música popular, donde enfrentaría una dura competencia con sus contemporáneos como Agustín Lara, Gonzalo Curiel, Alfonso Esparza Oteo y otros. Sin embargo, Gabriel Ruiz fue muy hábil para ganarse un lugar dentro del ámbito de la música popular, por lo que las radioemisoras más importantes de México comenzaron a difundir sus melodías.
Muchas de sus canciones quedaron consagradas en las voces de artistas como Amalia Mendoza, Alfonso Ortiz Tirado, Pedro Infante, Pedro Vargas, Avelina Landín, las Hermanas Aguila, Salvador García, Hugo Avendaño, Luis Miguel y Julio Iglesias, entre muchos otros.
Ya desde 1945 gozaba de fama internacional, cuando su canción “Amor, amor” apareció en la película de Hollywood titulada “Broadway rhythm”. Esta canción lo dio a conocer y recibió el Premio Nacional de Tradiciones y Artes Populares y la Medalla de Oro, que le otorgara la Broadcast Music y B&I de Nueva York. Este premio le fue entregado en tres ocasiones, por llegar en Estados Unidos al millón de ejecuciones de los temas “Amor, amor”, “Mar” y “La parranda”: ¿recuerdan esta última?, –¡Ay cuánto me gusta el gusto y toda la parranda y todo se me va en beber! ¡Qué haré para enamorar a esa pérfida mujer!…
Gabriel Ruiz fue de los socios fundadores de la Sociedad de Autores y Compositores de México, y en 1947, aprovechó sus conocimientos para incorporarse como docente en el Instituto Nacional de Bellas Artes. A lo largo de su vida recibió múltiples honores y reconocimientos; aquí señalamos algunos de ellos: en 1956, recibió la Medalla José Clemente Orozco, otorgada por el Congreso del Estado de Jalisco. En 1962 se le nombró delegado internacional para la conferencia de Roma, Italia, de la Confederación Internacional de Sociedades de Autores y Compositores, en representación de la Sociedad de Autores y Compositores de México. En 1978 fue designado hijo predilecto de Mazatlán, Sinaloa, puerto que le había servido de inspiración para componer “Mazatlán” y “Noches de Mazatlán”, en la ceremonia recibió las llaves de la capital y una calle del puerto mexicano lleva su nombre. En 1980 fue merecedor del Premio Jalisco. Más tarde, también en su estado natal, en el Teatro Degollado, se le entregó un reconocimiento por parte del gobierno del Estado donde fue llamado El melodista de América y en 1989 recibió el Premio Nacional de las Artes, junto con Manuel Esperón y Consuelo Velázquez.
Algunas de sus canciones más populares fueron entre otras: “Amor, amor”, “Desesperadamente”, “Mar” y “Usted”; las tres primeras en coautoría con el poeta yucateco Ricardo López Méndez El Vate, y la última con el también yucateco, José Antonio Zorrilla Martínez.
A 108 años de su nacimiento, “El melodista de América”, sigue vigente gracias a emblemáticos temas de su autoría, entre sus más de 300 canciones compuestas por él, tales como “De corazón a corazón”, “Mazatlán”, “Buenas noches mi amor” y “Despierta”, estas últimas imprescindibles en las serenatas de México y Latinoamérica.
Gabriel Ruiz murió de un infarto a los 90 años, el 1 de febrero de 1999 en la ciudad de México.
MAZATLAN
Oye el eco de las olas del mar
que vienen a morir a tus pies cantando así:
siente la brisa de mi mar tropical
que viene a perfumar tu ser llorando así:
Mazatlán ay mi Mazatlán,
perlita escondida entre los encantos
del mar azul.
Mazatlán, Mazatlán,
en tus playas con pasiones me enamoré,
tú fuiste la que pudo comprender mi afán,
tú fuiste la que me dio bellos amores
y así poder cantar:
Mazatlán ay mi Mazatlán,
perlita divina que supo darme mi amor soñado.
Oye ya canto mi dicha
porque en tus playas
encontré mi nuevo amor
Mazatlán ay mi Mazatlán…
BUENAS NOCHES MI AMOR
Buenas noches mi amor,
me despido de ti,
que en el sueño tu pienses
que estás cerca de mí.
Ya mañana en la cita
te hablaré de mi amor,
y asomado a tu mirar
serás, mi bien, la vida mía.
Buenas noches mi amor,
me despido de ti,
que al mirarnos mañana
me quieras mucho más.
Ya mañana en la cita
te hablaré de mi amor
y asomado a tu mirar
serás, mi bien, la vida mía.
Buenas noches mi amor…
LA CITA
No hay nada más hermoso
que una cita de amor,
y alumbrarla de besos
a escondidas del sol,
una cita en la noche,
una cita de amor
y alumbrarla de besos
a escondidas los dos.
Qué lejos ha quedado aquella cita
que nos juntara por primera vez,
parece una violeta ya marchita
en mi libro de recuerdos del ayer.
La sombra de tu amor y mis antojos,
la copa de cristal que se rompió,
en ella bebí el llanto de tus ojos
y aquel minuto que nunca más volvió.
MI CORAZÓN ABRIÓ LA PUERTA
Con la ilusión de que volvieras
mi corazón abrió la puerta
y tus pisadas confundí
con el latir del corazón.
Así esperé por mucho tiempo
y tan desesperadamente,
que no hay dolor como esperar
a quien ya nunca volverá.
Tanto sufrir
sin que jamás
lo sepas tú…
quiero creer
que volverás, volverás
que has de volver.
Desesperado de esperarte
mi corazón lloró en silencio
y la esperanza se perdió
en otra noche sin amor.
USTED
Usted es la culpable
de todas mis angustias
y todos mis quebrantos.
Usted llenó mi vida
de dulces inquietudes
y amargos desencantos.
Su amor es como un grito
que llevo aquí en mi sangre
y aquí en mi corazón.
Y soy, aunque no quiera,
esclavo de sus ojos,
juguete de su amor.
No juegue con mis penas
ni con mis sentimientos,
que es lo único que tengo.
Usted es mi esperanza,
mi última esperanza…
comprenda de una vez.
Usted me desespera,
me mata, me enloquece,
y hasta la vida diera
por vencer el miedo
de besarla a usted.
SIN MOTIVO
Sin motivo te alejas y me dejas
sin motivo te olvidas de mi amor,
no te importa el llanto de mis ojos,
no te importa mi pena y mi dolor.
Sin motivo te alejas y me dejas
sin motivo te olvidas de mi amor,
no te importa el llanto de mis ojos,
no te importa mi pena y mi dolor.
Pero yo que te quiero con el alma
en mi triste soledad podré esperar,
sin motivo te fuiste de mi lado
y también sin motivo volverás.