En Opinion de...La suerte está echada

De octubre del 74 a octubre de 2016

&.- Cuarenta y dos largos años

 

Nuestra entidad en su origen fue una parte “muy alejada de la patria” siendo gobernada con una visión paternalista pensando el gobierno de la república que nos hacía el favor de “velar por nosotros”. Fuimos gobernados bajo la visión centralista sin tomar en cuenta que éramos una sociedad “que pensábamos y que sentíamos; que teníamos anhelos” y que queríamos saber qué pasaba más allá del mar y el horizonte.

La idiosincrasia sudcaliforniana en su “tranquila existencia” supo de las luchas libertarias de Benito Juárez y sus Leyes de Reforma, del verbo incendiario de Ricardo Flores Magón, de la capacidad guerrillera de Pancho Villa y de la vibrante proclama de Tierra y Libertad, de Emiliano Zapata. La idiosincrasia nativa –tal vez lo único nuestro hasta entonces- escuchó más de cerca las proclamas revolucionarias del General Márquez de León y las del General Félix Ortega.

Las inquietudes políticas apuntaban a tener derechos para elegir nuestros gobernantes y para decidir los caminos de nuestro destino. Por fin –entre otros momentos- se alzó la voz territorial haciéndose proyecto y convocatoria y en jornada histórica llegar hasta Loreto 70 para exigir gobiernos nativos y con arraigo.

La apatía, pasividad y la “tranquila existencia”, de los que estirábamos los ojos y el pensamiento para ver y pensar qué pasaba más allá de nuestras costas, despertaron ante los acontecimientos políticos y supimos de un gobernador provisional, de un Congreso Constituyente Y DE UN GOBERNADOR NATIVO ELECTO POR NOSOTROS. Ahora ya ni nativos son.

Pensamos que  cumplimos una tarea histórica al elegir a nuestro gobernador. Volvimos a nuestra casa, guardamos la euforia del momento y nos envolvió nuevamente la apatía, la pasividad y la tranquila existencia, que como segunda piel nos cubría desde la Revolución de Independencia.

El movimiento de Loreto 70 nos trajo a Félix Agramont Cota y luego elegimos a Ángel César Mendoza Arámburo, primer gobernador nativo. Pensamos que había llegado el momento de trazar el rumbo para ser dueños de nuestro destino pensando en el ejercicio de la política en defensa de la familia y su integridad, pensando en la democracia y la libertad. En 42 largos años, los que  guardamos la euforia por haber ungido a Ángel César como nuestro gobernador, -y ya quedamos pocos- nos damos cuenta  que el rumbo para  ser dueños de nuestro destino, se desdibujó entre la humedad del surco, entre la espuma de los mares, entre las paredes de la escuela, entre los puños del obrero y entre las batallas de los cerros vencidos por las casas de cartón. ¡Entre sicarios y rateros que bien roban una maceta como vacían una casa!

 

Para 1998 el pueblo atisbaba por las ventanas de su casa y esperaba la primera oportunidad para lanzarse a la calle y trazar, ahora sí, el rumbo de su destino. Leonel Cota fue la oportunidad y confiamos que con él rescataríamos la democracia y la justicia. En las urnas le dimos el triunfo confiando en el ejercicio de la democracia en las decisiones de gobierno.

Durante doce años padecimos un gobierno nepótico y perverso. El leonelato y después con Narciso Agúndez, se desmanteló la planta productiva y los bienes del pueblo. Se entronizó el narcotráfico y el narcomenudeo como política pública del grupo gobernante (que no clase política),  la violencia y la represión como palanca para mantener a la sociedad temerosa. La justicia al capricho del poder; la corrupción y las riquezas insultantes de sus allegados lastimaron la dignidad popular; doctorados en el manejo de la pobreza y la necesidad, entregaron migajas a cambio de votos.

Con el propósito de dar el esfuerzo supremo y ser, por fin, dueños de nuestro destino, ciudadanos democráticos han intentado algunas formas de lucha dentro y fuera de los partidos políticos tratando de concientizar a la población. Todo intento ha sido fallido hasta ahorita. Hoy parece que la conciencia social ha terminado por dormir el sueño de los “injustos” en un panismo barcino, trasnochado y multicolor, apapachado por todos los partidos políticos. Mi correo: [email protected]

PASEMOS EL RUBICÓN: Con Ángel César y la constitución política de la entidad dejamos de ser territorio e irrumpimos en el pacto federal como un estado más de la república.

¡Claro que en 42 años todo ha cambiado!, antes éramos pocos y pocas las necesidades. No teníamos el mayor problema para tener agua en las casas, la basura se recogía, los policías, que eran pocos, eran queridos, casi no había gente sin trabajo y la salud se atendía así como los niños y jóvenes no quedaban sin escuela. Todos los servicios públicos mal que bien se atendían.

Para los noventa la población se disparó y las necesidades también: empezamos a batallas por todo, escaseó el agua y las calles fueron quedando a oscuras, la delincuencia le fue ganando la batalla a la policía y los cerros fueron vencidos por las casas de cartón. Los ayuntamientos están en ruinas y el gobierno se queja porque no cuenta con recursos y resulta que el presupuesto de este año es de casi trece mil millones de pesos…¿en qué se gasta? porque los servicios son pésimos, sin agua, sin luz, ni una calle más pavimentada, la corrupción escandalosa en las policías y por ende el crimen organizado ya llegó a límites jamás imaginados. Los robos en casas y carros desmantelados, la falta de empleo, la pobreza y la miseria con su nueva clase de pepenadores y vendedores callejeros se multiplican día a día, mientras el gobernador y sus funcionarios se dan la gran vida fuera de la entidad; en las reuniones locales gastan en adornos y viandas lo que podía utilizarse en resolver alguna necesidad popular. ¡Y qué decir de los espectaculares! Hemos creado una casta de funcionarios insensibles y corruptos que antes no había…a 42 años   ¡la constitución es letra muerta! Los funcionarios lo único que hacen es trazar el destino de su familia y allegados. El pueblo sigue buscando el rumbo para trazar, por fin, el camino de su destino. Alea Jacta Est.- 11-10-16— Miembro de ESAC. Estaré fuera varios días. Luego  retomaré mi trinchera. Salud.