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ABCdario / El estero

Por Víctor Octavio García

 

Cuando conocí el estero de San José del Cabo (1964-1965) era un edén; mi papá trabajaba en hotel Palmilla –el único hotel que existía en San José– y seguido me llevaba a San José donde era común ver al Forey arponeando lizas, pargos, jaibas o tirando la tarraya a los camarones (langostinos); las viejas huertas con tricentenarias matas de mango sembradas por los colonizadores (jesuitas) y construcciones porfirianas le daban un toque especial; visitar La Playa, pueblito de pescadores casi conurbado con la cabecera delegacional (en ese tiempo era delegación de gobierno) generaba una fuerte empatía que obligaba visitarlo una y otra vez.

Todavía en los 90’s el estero conservaba su encanto, ni imaginarse en ese entonces la promiscuidad en que lo convirtieron autoridades corruptas y empresarios voraces; en ese tiempo, 1995-1996, fue la última vez que se hizo algo por el estero; se dragó sacando arena y palizada depositada por las mareas producidas por los chubascos y las corridas de agua; a partir de allí no solo ha sido grilla y negocios a la sombra del poder y el engaño, sino una criminal pérdida del territorio ocupado por ese singular cuerpo de agua dulce que, doscientos años atrás abasteció de agua dulce a la Nao China en su travesía transoceánica de oriente al puerto de Acapulco.

Hoy el estero se encuentra sin una gran parte territorial de lo que eran sus polígonos iniciales, la bocana eternamente abierta (lo que hace que no se logre juntar agua en su interior) animales en su interior ajenos a su entorno como; caballos, camellos, gallos de pelea, delfines, etc., pululan merced al valemadrismo de los dueños del dinero y la complacencia de las autoridades; las denuncias por parte de la sociedad civil llevan ya más de una década exhibiendo estos abusos y llamados a cuidar, prevenir y preservar el estero sin obtener mayores resultados.

Se han denunciado una serie de tropelías que se han llevado a cabo con nombres y apellidos desde los cambios de polígonos, el relleno de su brazo izquierdo, el exhibir las más de 80 claves catastrales que lo rodean etc., y nada, absolutamente nada se ha logrado para bien del estero; hoy un Consejo Asesor Técnico y el Cabildo agarran de nuevo al estero como su juguetito, esperamos que esto cambie y den un fuerte revés a los intereses del dinero y a la conveniencia electoral de la autoridad municipal; la pelea, la lucha desinteresada siempre la ha dado la sociedad civil que en su pregonar han logrado solo mesas de acuerdos y promesas sin resultados tangibles; ojalá que los dueños del dinero no acaben convenciendo a sus integrantes –Consejo Asesor Técnico ni al Cabildo–, y cancelen de una vez por todas esas ominosas 80 claves catastrales que existen dentro de los polígonos originales que rodean ese extraordinario cuerpo de agua dulce.
Hace dos o tres días hable con Blanca Pedrín, una entusiasta y valiente defensora del estero y me pidió que tocará el tema, y hoy habló en lo que a mi humilde parecer ha pasado; como cabeño tengo la renovada esperanza de que el Consejo Asesor Técnico –donde participa Blanca Pedrín, Francisco Holmos, Bertha Sandoval y otros conocidos luchadores sociales– que han asumido el compromiso de defender y administración hagan lo que nadie ha hecho; deslindar con claridad los polígonos originales blindándolos de nuevas construcciones; cancelar las 80 claves catastrales, sacar de la zona la planta de tratamiento de aguas negras y amarrarle las manos a Eduardo Sánchez-Navarro, principal destructor, depredador, devastador, contaminador y corruptor del estero. ¡Qué tal!.

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