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ABCdario / Debate sobre el agua

Por Víctor Octavio García

 

El álgido desencuentro o debate que se originó entre el alcalde de La Paz y el ex director de Sapa La Paz, suele esconder cosas interesantes; por ejemplo, una nula e inexistente obra hidráulica en el municipio para contener y aprovechar las aguas broncas –al margen de la presa de La Buena Mujer– , una red de agua potable y drenaje atrofiada o colapsada, pozos sobreexplotados y pésimos equipos de extracción, vulnerabilidad del sistema ante la ausencia de políticas públicas dirigidas a la preservación, control y certeza de contar con el suministro terminan impactando en el costo del servicio e incrementan los pasivos de la paraestatal, y algo todavía peor, el poco transparente y pésimo manejo administrativo y financiero del sistema.

Esto pega y pega fuerte porque los alcaldes, sean del partido que sean, buscan soluciones efímeras (políticas) y no soluciones estructurales o definitivas en un sector donde todo lo que hace queda oculto (enterrado); Antonio Wilson que le entró de frente a los problemas de azolve y derrumbes en la red de drenaje en la zona centro de la ciudad, principalmente en la avenida Álvaro Obregón (malecón), jamás tuvo empacho en decir que “él no podía presumir sus obras, porque éstas estaban enterradas”, y era cierto además, con el añadido que las obras enterradas tampoco dan lustre político.

En los años 80’s, varias zonas de la ciudad que hoy están pobladas eran huertas o tierras de siembra; la zona de Los Bledales y Las Garzas, solo por citar dos casos; con el paso del tiempo los pozos de agua fueron vendidos y la tierra fraccionada; en esa misma época llegó a la zona de El Carrizal-Todos Santos la empresa de Los Bátiz –que han cambiado de dueños y de razón social infinidad de veces– hasta sobreexplotar hoy en día el acuífero sin que nadie diga nada; empresas dedicadas a la siembra extensiva de hortalizas para exportación que nada le dejan al estado ni al municipio, salvo basura, pobreza, explotación y problemas sociales que atender; traen gente de otros estados para la pizca, les pagan un mísero salario, tienen su domicilio fiscal en otros estado y es el gobierno es quien tiene enfrentar la demanda de salud, educación, transporte entre otros servicios, mientras las empresas hortícolas succionan criminalmente al agua que a su vez exportan a través de hortalizas.

Hoy el acuífero del Carrizal está sobreexplotado, como está la mayoría de los acuíferos en La Paz y Los Cabos; hace apenas 40 años había superávit de agua, hoy es escasa y limitada; cierto, la ciudad ha crecido enormemente de esa fecha hacía acá, y también es cierto que las empresas hortícolas como los Bátiz no han dejado de extraer agua del acuífero explotando enormes superficies de tierra a través de una agricultura extensiva como ocurrió en el valle de Santo Domingo, donde solo bastaron cuarenta años para secar los mantos freáticos y salinizar los pozos.

En todo Santos, la siembra extensiva de chile verde, fresa y tomate salades y cherry ofrecen poca cosa en comparación con el agua que extraen del acuífero, y todo en tutti frutti, nadie dice nada; los cultivos tradicionales han sucumbido ante la demoledora presencia de empresas hortícolas de exportación que explotan lo más preciado que tenemos; el agua, la cual exportan a través de hortalizas; en Todos Santos recientemente se asentó una empresa para envasado y secado de chiles como si estuviésemos agua de sobra; poco importa que esa risueña y pintoresca población cuente con otras alternativas de desarrollo como el turismo cuando existe una criminal sobreexplotación de los acuíferos sin que nadie ponga freno a la siembra extensiva de hortalizas.

La Paz cada vez demanda más agua, agua que no hay; numerosos pozos en el valle de La Paz están sobreexplotados, salinizados o a punto de salinizarse; el tinaco que tenemos que es la sierra de La Laguna no deja de estar amenazada por la minería –minera Los Cardones, tiene 20 hectáreas de tierra en plena sierra de La Laguna– y la desalinización de agua del mar para consumo humano no solo representa le peor opción sino que el proceso es demasiado costoso para obtener agua alcalina sin minerales y sin sales necesarias para el cuerpo humano e incluso para el riego; ya es hora de que las autoridades vayan pensando en tomar medidas y previsiones para limitar el uso de agua para riego extensivo; valorar cuotas de explotación y nuevos patrones de cultivo que utilicen menos agua y, paralelo a tales medidas, darle forma a un plan hidráulico donde se diseñen las políticas públicas del agua para los próximos 50 años. ¡Qué tal!

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