7 PILARES / De dobleces y camaradería
¡El Paco Taibo no merece ser nombrado director del Fondo de Cultura Económica! –asegura La Doñita a sus compas reunidos en Los 7 Pilares— y no por deslenguado (que en ese terreno los isleños damos ventaja a un alvaradeño, sino por machista y pendejo. ¿Cómo se le ocurre al muy cabrón? –se pregunta retórica esta ciudadana que hoy está dos rayitas arriba de la indignación ciudadana.
El estupor del infelizaje aumenta tras escuchar la leperada con que rubrica su dicho esta ama de casa, de suyo correcta y mesurada, que pocas veces interviene en las discusiones, guasangas, alegatas, pronunciamientos y llamados a la revuelta que se dan en el ágora de los sin esperanza, a toda hora, de lunes a domingo.
Así ha sido siempre el Paco –señala el Viejo Chamán yaqui—sin dar más datos. La tribu de muertosdehambre lo observa con interés, esperando más información, pero el anciano no suelta prenda, hasta que el Ultramarinero le forja y destapa una ampolla opalescente, inquiriéndole con un escueto: ¿Y…?
–Lo conocí cuando organizaba comités de barrio en aquel DF convulso del 68— dice el brujo luego de dar un sorbito a su empapelada. Era un mocoso hiperactivo, que no dormía planeando acciones de lucha en los comités de barrio, conspirando en los grupos estudiantiles de la UNAM y organizando maldades contra la burguesía y el gobierno de Díaz Ordaz, antes del 2 de Octubre. Como los tiburones, tenía que estar en movimiento para no reventar. Fumaba tabaco chafa y bebía cocacolas a lo pendejo, mientras jugaba partidas de ajedrez a distancia, por teléfono, al tiempo que dictaba a alguno de sus achichincles un documento para publicar y participaba en una discusión sobre Cine Negro en Francia… todo al mismo tiempo. Brillante el chamaco.
–Pues ya se le ha de haber acabado la chispa neuronal, porque salir con ese exabrupto en un acto oficial de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara, no tiene justificación –declara Carambuyo Bill, poeta de fronteras y gurú literario del antro.
–¿Pues qué dijo? –desea saber el Juntabotes, hombre de empresa ejemplar que por andar siguiendo los vaivenes del aluminio en la Bolsa de Valores neoyorquina se ha perdido de algunos sainetes nacionales.
–Hasta pena me da repetirlo, pero creo que va a ser necesario, dice La Doñita–. Refiriéndose a la oposición a su nombramiento en la Cámara, dijo el hombrecito valemadre éste, jactándose: “Ya se las metimos doblada, camaradas”.
La perrada escucha la sinrazón y queda estupefacta, por decir lo menos. Los seguidores del Pejelagarto, mayoría aplastante en el clandestino aguaje, nada dicen, y mejor se pegan al gollete de sus ampollas para combatir lo amargo con lo amargo, como aconseja la homeopatía.